Vemos un bar cualquiera
En forma de "L" es la barra, una tabla barrnizada, brillante, de seis metros de ele y, más de medio metro de ancha. Está alta, un tanto más de la cuenta, recubierta con listones vericales de madera, lacados más oscuros; en su base, está un tubo de acero, soportado a veinte centimetros del suelo, para apoyar el pie, descansando. Varios taburetes altos, son espectadores, perennes, de barra y resto del bar. Varias mesas con sus sillas, armonizan el espacio para los parroquianos, donde, sentados, toman diversidad de consumiciones, café, vino, cerveza... , leen prensa esrita, revistas, panfletos publicitarios. Juegan, también, sobre las mesas, a cartas: tute, brisca, subastao, escoba... ; dominó, damas, ajedrez. Ultimamente los teléfonos móviles y portátiles invaden, ocupando el espacio y tiempo, aunque hay que reconocer que dan chance para iniciar tertulias con debates que pueden ser incluso acalorados, todo depende del tema que salga a coladero: política(de bar), futbol, mujeres y hombres de lo rosa, religión. Si la barra está a la derecha, cuando entras al bar, a la izquierda, grandes ventanales que sirven de observatorio de la calle y de quien por ella pasa. Se hace crítica de personas y coches, si son conocidos se les "desnuda", todo el mundo "opina" ensalzando o despellejando, las risas son cómplices y contagiosas, la dueña del bar echa un poco de leña al fuego, añadiendo su chascarrillo, para la gran carcajada.
Diferentes cuadros cuelgan de las paredes, dando una ornamentación particular, singular, suelen ser de diferentes clientes, que muestran esa faceta artística un tanto escondida, aparecen , de vez en cuando músicos improvisando un recital, el público hace los coros y palmas o, los deja espectantes, al desconocer las canciones que puedan interpretar. Hay momentos para los trucos de magia, artistas que dejan boquiabierta a la clientela,con agasajo de lo que consuman, tal es la admiración y gratitud. Como en cualquier bar, lo natural es que haya ebrios, bién por penas, bién por alegrías; en ocasiones su nebulosa los desvía provocando alteraciones nerviosas, discusiones subidas de tono, descalificaciones para llegar a situaciones violentas, incluso con reyertas... son escasas estas situaciones, hay borracheras que resultan muy simpáticas, alguien se desinhibe y, en su ebriedad, muestra una actitud cómica que el alcohol le hace ver y desarrollar, haciendo sátiras, con gestos y palabras, al ritmo de su melopea. Quienes están tristes y ebríos, llegaron al confesionario, buscan un consuelo de sus penas: trabajo, pareja, familia, dinero, salud... , cuanto más beben más flotan los problemas y, al estar beodo, pues se ven más grandes y doble. Aparece la lástima, de quien narra y quien escucha, hasta que el primero se duerme o, se va dando tumbos, haciendo eses, manteniendo, increiblemente, la verticalidad.
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