Fecha: 28 de Enero de 2023
Muchos desórdenes mentales problemáticos.
… si se le juntan más cosas, hacen que le altere la cabeza, se come el coco, procuro decirle, que vaya haciendo lo que pueda, si puede, sin preocuparse del resto de las cosas pendientes, ya les llegará su momento, piensa en estar bien, cuando lo estés, lo estarás para todos y para todo, podrás ir quitando de en medio todo lo que te da vueltas en la cabeza y te pone enferma. La tranquilidad es fundamental, los estados nerviosos solo traen ansiedad y angustia, nos cierran la luz, todo son, negaciones y emociones de sufrimiento. Ante todo mucha calma, a fuerza de repetirlo, se va quedando de coletilla, y llega a hacerse talismán, te hace frenar y reflexionar, ofrece una pausa necesaria para mantener el equilibrio. El equilibrio es una persona con los brazos estirados a los lados, abarcando el mundo que alcanza, la pretensión de ir más allá de esos límites, tiene que ser a través del amor. Empieza por uno mismo, por saber de esa realidad, de pertenecer al momento que estás viviendo, el resto de cosas que se acumulan en el cerebro, pertenecen a otro momento, que fue pasado o, será futuro, que, en la realidad, en el momento, no existen, solo como una bolsa llena de cosas que, en vez de tener en el desván, la llevamos con nosotros, inconscientes del lastre que supone. Supone un decaimiento, desfallecimiento, desaliento, cercano a la rendición. Ahí los brazos pierden horizontalidad, trayendo desequilibrio, y posible derrota. En la calma estableces las prioridades para que la máquina eche a caminar, tendrás que retirar vagones a otros andenes, cuando les llegue el turno pasarás a por ellos, si les llega, la máquina eres tú, soy yo, cada uno la es, y es lo único que tenemos, ú n i c o, lo demás es adquirido, se respeta y se quiere, pero es lo demás, tiene que llegar después de uno. Para estar para los demás, hemos de estar para nosotros. Las enfermedades mentales se disparan, bueno no se disparan las enfermedades, aumenta, de modo alarmante, las personas, de todas condiciones y edades, necesitadas de ayuda psicológica, de unas pautas de autoestima, de crecimiento personal en unos valores que les sirvan. El materialismo y el individualismo, hijos del capital-ismo, establecen unos códigos que pocas mentes eluden, es una batidora y, como tal, carece de sentimientos, bueno no carece de sentimientos, los que tienen les sirven, a unos pocos para bien y, para mal a millones, sin tener una ráfaga de lucidez, ni de compasión. Si todas las personas que están padeciendo problemas mentales, tuviesen la oportunidad de dejar los brazos que buscasen el equilibrio, el sistema se resentiría, por eso no hay voluntad de dar solución a tan grande lacra. Se disparan los suicidios, lo dicen así, con esa delicadeza. Niños, adolescentes, jóvenes, seguimos poniendo, hasta la senectud, etapas de la vida, en la que muchos no pasan de la señalada: se quitan la vida a cualquier edad. Todos los días, muchas personas, encuentran imposible la desesperación, el disfraz que eligió el miedo, convenció, poniendo punto y final a la historia, la suya, esa que es, única, en cada una de las personas, esa que solo debería abarcar la extensión de los brazos. Qué hondo está el miedo, hace más daño que cualquier realidad, padre y madre de la ignorancia. Tan enraizado en el carácter general, que pueden ser manejados, los rebaños, al antojo de los gurús que les meten más miedo, más ignorancia, más oveja. Procuro estirar mis brazos, si tengo paz y sosiego estoy para lo que buenamente pueda, a ser posible, abrir los ojos a las personas, que se están ahogando por culpa de “cosas”, incluso de personas, sin ver la importancia de ellas mismas, por sí mismas.
Checafe