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Costumbres

Somos animales (casi) de costumbres...

                Es preciso revisar los tornillos que nos sujetan, se nos aflojan sin darnos cuenta, pensamos que está la maquinaria en perfecto funcionamiento y, de repente, algo no va bien. Hay síntomas que nos avisan, que muestran ciertos desajustes, pero apenas le prestamos atención, le restamos importancia, lo justificamos como algo momentaneo, pasajero. Ese pequeño percance, es el inicio desencadenante de un desencaje mayor, de la flojera del resto de componentes de la máquina. Dejamos que transcurra tiempo hasta que se nos queda parada, entonces clamamos al cielo, y juramos en arameo. Buscamos una solución rápida, pero no la hay, no recordamos dónde empezó, no tenemos certeza si fue esta tuerca o aquella, o la de más allá. Todo es confusión, no queda otra que alguien especialista eche un vistazo, que analice y observe detenidamente hasta encontrar el inicio del desbarajuste. Puede ser sencillo el trabajo y quedar listo en poco tiempo, pero puede ser tarea ardua y complicada, alargarse en el tiempo, para darle solución.

                 Siempre cuesta trabajo leer el manual de instrucciones, de lo que sea: una radio, una tele, un móvil... lo que sea. Vamos al manejo directamente, esa es "la costumbre", "la cultura", damos por sentado que si conseguimos que funcione, ya no hay problema: "ya funciona". El resto de cosas a tener en cuenta es del todo superfluo, para qué vamos a "perder" tiempo en leer más instrucciones y consejos, es tontería, solo cuando, por razón desconocida, deja de funcionar, es cuando somos capaces de mirar, en el mejor de los casos, el manual. Ya será difícil que nos solucione algo el libraco, primero no le hicimos caso y, ahora no nos dice nada, una persona cualificada dará su veredicto y reparación, con la minuta correspondiente. Ni así aprendemos, bueno hay quién si, a una nueva oportunidad, otra vez "la costumbre".                   

                 Eso que hacemos hacia fuera, hacia las cosas, lo hacemos hacia dentro, con nuestro hacer diario. No le prestamos atención a muchos de nuestros actos diarios, vivimos bajo "la costumbre", no analizamos, siquiera minimamente, que lo que hacemos está bien, regular, o mal. Cuando pasado un tiempo vemos que algo nos aqueja, nos desborda, es cuando buscamos el manual de instrucciones, la solución pronta a esa situación que se nos presenta y resulta molesta, fastidiosa. Pretendemos ser máquinas y, algo maquinal si somos, nos percatamos que no es algo tan sencillo, es en ese interior intangible, que ni siquiera sabemos dónde reside, sabemos que está en cada persona pero no tiene un sitio especifico. Para concretarlo, lo situamos en la mente, y la mente, la colocamos en la cabeza. Pero no es dolor de cabeza, ni siquiera malestar, que va, es un desequilibrio de la mente que afecta a todo el cuerpo en diferentes grados. Puede parecer que físicamente nos encontremos en forma, alguna "tuerca" está floja sin apenas notarla y, pronto se ha de resentir afectando a la sincronía, a la armonía que necesitamos para sentirnos bien.                                  

                 Hay situaciones que nos resulta difícil reconocer como "averías", encontramos justificacion rápida y coherente a cualquier atisbo de anormalidad, de desvarío; lo pretendemos pasajero, un despiste, algo chocante pero sin importancia. Estoy bien, me digo, no tengo problemas, bueno tengo como el resto de mortales, pero nada más, y no presto atención a esa lucecita roja que se me ha encendido en mi cuadro de mandos, es diminuta si, pero es previsora, y mi ceguera de "la costumbre", me hace ignorarla, no hacerle caso, no perder el tiempo con ella, igual que vino se irá. Lo más probable es que no se irá, que vino para quedarse y desajustar un engranaje, la parte motriz de la razón, la cordura. El conocimiento de personas expertas, analizarán la situación, valorarán el alcance de esa luz roja, qué fue la posible causa, causas, tratarán de apagarla con el remedio adecuado, asegurándose que no vuelva a encenderse. Habrán entrado en la profundidad del cableado y habrán visto los filamentos que estaban sueltos y por qué se habían soltado, lleva tiempo un trabajo tan delicado y complejo, pero se puede realizar y, lo que es mejor, dar a entender el manual de instrucciones para el mejor control de esta máquina que es el ser humano, máquina con sentimientos.

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