El sobre

¿Por dónde buscar? el mapa que me dieron, era un papel en blanco con apenas unas rayas y símbolos codificados. Era una chica vecina quien repartía sobres de correspondencia. Ella podría decirme de qué lugar llegaba el sobre de mi mapa, no traía remite ni matasellos y venía dirijido a mi, a mi última dirección postal. Lucía repartía cartas y paquetería menor del servicio de correos, certificados o no, y en otras horas distribuía publicidad en buzones.

-buenos días, quisiera preguntarle algo ¿cómo se llama?

-¿?

-no, perdone, esa no es la pregunta.

-Ya me extrañaba, pero me llamo Lucía, ¿qué quería saber de mi?

-no es exactamente de usted, verá, es relacionado con su trabajo. Usted reparte el correo por esta zona ¿verdad?

-si, pero eso ya lo sabe,¿que quiere saber concretamente?

-verá, me ha llegado un sobre que no tiene remitente y tampoco matasellos que me indique su procedencia y es ahí donde surje la pregunta que le quería hacer: hay algún modo de averiguar de que lugar ha sido enviada, y si podría saber en que fecha.

-tendría que ver si es postal o publicitaria para concretar su procendencia. ¿Podría verla?

-espere un momento, ahora vuelvo.

Lucía se encontraba contrariada, desde hacía ya cinco años que repartía la correspondencia por este barrio, nunca había tenido una conversación más allá de cuatro palabras, y eso era en el momento de dejar algún certificado que exijía la firma de la persona remitida. Por eso le resultó sorpresivo este parón en su monótono recorrido, le dió tiempo a fijarse con  detenimiento y claridad en la persona que le interrogaba; había en su mirada un aire de preocupaicón y una urgencia ansiosa.

-mire, tenga Lucía, hace dos días que la recibí.

-... es una carta abierta

-¿...?

-jajaja, no, ya se que está el sobre abierto, se llama carta abierta por carecer de datos significativos, ni remite, ni firma... pero esta no es comercial, tengo  mis dudas, esta no la he traido yo, no tiene ningún franqueo, y por tanto yo no la pude traer sin dejar aviso de la carencia de franqueo y su consiguiente pago.

-quiere decir que no tengo forma de saber su procedencia ¿verdad?

-no exactamente, ¿se fija en estos números y letras, casi transparentes esquinados, en el reverso del sobre?.

-ahora que lo dice, si los veo pero,¿qué significan?, ¿qué quieren decir?, ¿es algo raro?.

-bueno muy normal no son... son...

-¿qué son? por favor dígame que significado tienen, ¿son peligrosos?

-realmente no lo puedo asegurar, son... códigos especiales, especiales y muy variados.

-no entiendo nada de lo que me está diciendo, explíqueme con claridad. Pase un momento a mi casa, por favor, ¿quiere tomar algo?

-lo siento pero debo seguir con mi trabajo, ya voy bastante retrasada, tengo mucho que repartir y se me está haciendo tarde.

-perdóneme, pero es la única persona que puede ayudarme, estoy con inquietud desde que recibí esta carta, por eso le pido ayuda. ¿Podrá venir esta tarde para explicarme que significan esos códigos? y ¿a qué variedad se refiere este en concreto?

-hoy me resulta imposible, mañana por la tarde, a las seis, pasaré por aquí y buscaremos respuestas ¿de acuerdo?

-de acuerdo,  muchas gracias Lucía, la espero a las seis mañana, adios y gracias

-no hay de que, hasta mañana... ¿se llama también Lucía verdad?, lo vi en el sobre, que casualidad... adiós.

¿Qué serían esos códigos especiales? se preguntaba Chía, sentada a la mesa de su cocina, revisando el papel que contenía el misterioso sobre. ¿Qué indicarán estas líneas y estos pequeños dibujos intercalados?, pero sobre todo, ¿quién está detrás de todo esto?. Puede que solo sea una nueva estrategia comercial y, como yo, estemos un montón de personas con la misma inquetud, para luego contarnos que no pasa nada, que es solo un estudio estadístico valorando no se que tonterías. No tenía pensado que el día de descanso lo iba a pasar en su casa con una preocupación tan singular. Estaba pizca intranquila, se notaba ansiosa. Telefoneó a su amiga Ilda, Matilda, para invitarla a merendar y charlar un rato.

-¿Qué te pasa Chía? pareces nerviosa, relájate que ya estoy aquí.

-la verdad es que no tengo mayores motivos para estar intranquila, Ilda, pero hay algo que me llama la atención y no me deja descansar, es como una mosca que zumba en torno de mi cabeza y no me deja centrarme en nada que no sea ella. Pero, como te digo, creo que es una tontería.

-vamos a ver de qué se trata... a ver, déjame mirarlo, es raro este dibujo que parece un mapa...

-eso pensé yo

-...con estos pequeños iconos que parecen códigos de algo, como si todo junto nos llevase a un punto concreto, pero ¿qué serán?, se ven muy pequeños, ¿tienes algo con qué aumentar su visión? ¿una lupa o cosa parecida?... espera ya se que hacer, vamos a escanearlos con el móvil y les daremos mayor tamaño, podremos ver mejor que clase de figuras o letras o lo que sea que sean.

-nunca se me habría ocurrido, vaya idea más genial que tuviste, Ilda, además me tranquilizas. Voy a preparar unos cafés y unos trozos de tarta de queso que me trajo mi amiga Esther, que se está haciendo experta, ya verás que rica está. Mientras escanea y pasa las fotos al portátil, para hacer averiguaciones. Ahora vengo.

Checafe