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Escrito reflexivo

Las cosas ocurren sin tantas vueltas

Realmente no se qué me pasa. Me falta ímpetu, ganas... siento dispersión, falta de concentración, tengo desorden mental, no controlo mis impulsos. Errático en mi discurrir, falto de precisión. No tengo la capacidad de concentración que debería tener. Las ideas se van dando saltos y dejándome una sensación extraña. La retentiva flojea, es como si tuviera algún fallo motriz, entiendo lo que se me dice pero me cuesta retenerlo para discurrir sobre ello. Como consecuencia no tomo las decisiones correctas, las más lógicas, las que se consideran normales. Me siento mal por ello, es un cambio en mi conducta con el que no estoy de acuerdo y, sin embargo, resulta difícil manejarlo para el perfecto funcionamiento. No busco el ser perfecto, pero si el ser coherente. Entiendo qué está bien y, qué está mal, la mayoría de las veces a toro pasado, con las consecuencias que esto acarrea, no solo a mi, si no a quien está a mi lado. Me falta firmeza y esa autoestima minima para verme tan normal como los demás, y ver esa normalidad en los demás, con sus conductas. Por ejemplo: voy al médico especialista y me falta claridad y calma como para mostrar lo que me sucede, es entonces que él toma medidas con arreglo a lo que yo le haya expuesto, pero si me quedé corto, me dará remedio técnico según los datos que tiene a su alcance. Salgo desconcertado, incluso deprimido, le echo la culpa y reniego, no veo que soy yo quien se ha equivocado y no ha expuesto todos y cada uno de los problemas que me atenazan o aquejan. Me medica y resulta que la terapia es contraproducente pues los efectos que me causa, son lesivos en otros comportamientos, cansancio, fatiga, apatía, disfunción sexual, llegando a tener sentimientos de rabia e impotencia. Arrastro un sindrome de culpabilidad que me frena para encarar los quehaceres cotidianos, para sacar los sentimientos con naturalidad, para que los pequeños detalles del vivir diario los vea y los sienta, de esa manera sentirme cercano a cuanto me rodea. Pongo interés pensando todo esto que siento, estoy en una espiral de acontecimientos que me resulta como un torbellino, del cual yo soy el centro; todo gira de una manera que siento vértigo, no piso bien, flojeo y coloco mis manos en puntos de apoyo para no caerme, para sujetarme de cualquier modo. ¿Miedo? ¿cobardía? ¿mala educación?, en cada caso empleo un adjetivo adecuado a la mala práctica, al hacer desajustado, a la pérdida de tiempo absurda y cansina. He de respirar profundo y pausado, serenarme para reflexionar, sin dramatismo, sin carga de culpa : lo hecho ya es pasado y solo está si yo quiero y, tendrá el valor que yo le de. La vida es generosa conmigo y no puedo quejarme ni un instante, debo sentirla en todo lo vivo y agradecer esa posibilidad de vida que se me brinda.

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