desmenuzando una canción
" Arde la calle al sol de poniente..." Radio Futura iba sonando en los cascos, lo silbaba mientras caminaba, no tenía idea de adónde quería ir; solo pateaba. Las callejuelas que iba dejando atrás eran estrechas, casas viejas, de piedra y madera. Tenían balcones en la planta superior, macetas con flores y ropas tendidas para secar, algún gato en la barandilla tomando el sol. Todas muy semejantes, alineadas y, con la misma altura : bajo y planta superior. Se diferenciaban por los colores elegidos para las puertas, ventanas y balcones. Casi todas tenían un banquito junto a la puerta de entrada.
"Hace falta valor, hace falta valor..." Se paró para encender un cigarrillo, se le acercó un perro meneando la cola, no tenía collar, lo saludó ofreciendo las palmas de sus manos, el can olisqueó y movió la cola con algo más de entusiasmo. Echó a andar calle abajo, el perro venía detrás, a unos metros; se detuvo y lo llamó, con recelo y cara de sumisión, se acercó a su vera. Se agachó y lo abrazó, el chucho respondió dándole lametazos, rieron ambos, se hicieron amigos.
" Hay tribus ocultas cerca del río..." Ya salían del pueblo, silbando y jugando, encaminando una vereda de bajos muros de piedra, en ambos lados, con musgos, plantas trepadroras y, alguna lagartija en las piedras que estaban sin vegetación; las praderas que dividía el camino, tenían la hierba alta y verde; urracas, cuervos,lavanderas, petirrojos y otras aves, buscan alimento sobrevolando la hierba o, hundiéndose hasta la raíz; moscas, mosquitos, ratones, lombrices... todo es alimento para estos pájaros. Viénronlo y prosiguieron, llegando a una arboleda.
" Ven a mi lado y comprueba el tejido..." Tenían grosor y altura, eran abundantes: castaños, robles, fresnos, eran los más; aunque rellenaban la frondosidad, otros que se mezclaban en minoría. Zarzas, pequeños arbustos, ortigas, ramas caidas, era el suelo del arbolado. Zizagueaban procurándose el mejor paso hacia un rumor que escuchaban. Una tela de araña grande vibrando, en el centro, la araña tenía presa una mariposa despistada, ya casi sin vida, la envolvía con su fino hilo. Era asombroso, el perro ladró pero no se aproximó a oler. Se acercaban a lo que estaban oyendo, aún estaba lejos y no tenía claro, que era aquel sonido machcacón.
"Esa paloma sobrevuela el peligro..." Como el can estaba plácido, marcando con su orina y olfateando, había cierta tranquilidad; se llevó un pitillo a los labios y lo encendió. Soltando el humo, miró las copas de los árboles, se sorprendió con unas ardillas correteando por las ramas, el perro no las debió ver, no hizo ningún gesto; más adelante, curioseando las alturas, observó una lechuza de grandes ojos amarillos y plumaje blanco moteado de gris y negro, salió de su boca un sonido como el de las águilas, permaneció en su rama guiñando los ojos, como complicidad, pensó. El sonido estaba cerca, estaban en el borde alto de una ladera, fueron descenciendo, apartando ramas y maleza: era poco transitado aquel trayecto. Estuvo cerca de caerse, al tropezar con una raíz sobresaliente, tapada por el follaje, fue solo un susto. Vieron qué causaba el sonido.
"Esto es una escuela de calor..." Se le agrandaron los ojos, se quitó los cascos, pegó un silbido de exclamación: ¡joderrr, la hosstiaa!, le salió de dentro de sí, era increible, una cascada surgía, en el corte alto de otra ladera, casi escondida, saltando veinte metros, estrellándose en la hoya, haciendo un ruido de caño de fuente estruendoso y rítmico. Era el inicio de un riachuelo, la poza de agua era un círculo amplio, le entraba el sol, algunos pedruscos la bordeaban, y estaban calientes por la solana. El perro bebió y ella bebió, se desnudó y se zambulló en el agua, el chucho tras ella, al salir de la zambullida resopló, rió; nadó pasando por detrás de la cascada, sentíase en una parte del Edén. Salió del agua, se tumbó encima de una roca calentita, secandose y templando. Vistiose. Se colocó de nuevo los cascos y sonaba :"...no des un paso, no des un mal paso, esto es..."
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