Fecha: 01 de Febrero de 2018
Es singular y tiene nombre propio
Cuando salgo de mañana está rumiando y meditando en un ovillo, de lana, me mira saludando sin balar. Está recogida, protegida, en un rincón del jardín, junto a los asientos de madera y piedra, bajo la mesa que es la muela de un molino antiguo. Lucía con su lana blanca y sus ojos amarillos, reposa en contemplación del amanecer, es curiosa y asustadiza. Hace travesuras que son difíciles de llevar a cabo, astuta, provocadora y muy juguetona. Tiene su peso, es una oveja grande, pero es ágil a la par que escurridiza, le gustan todos los frutales, tanto frutos como ramas, es la mejor podadora de setos de la comarca, los perfila dándoles su toque personal. Es cariñosa Lucía, necesita sentirse cerca de las personas, sus balidos siempre expresan algún hecho, su mansedumbre la hace cercana y dócil, por eso, muchas veces, va de paseo como una más de la familia y disfruta de los manjares que le deparan las veredas y caminos rurales.
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