Fecha: 04 de Febrero de 2018
Siempre nos sorprenderá en sus cambios atmosféricos
La fuerza de la vida expresada en la naturaleza, en la variación meteorológica, que depara en cuestión de minutos un cambio que asombra, cuando no, asusta. Su antojo o, libre albedrío, lo queremos explicar científicamente y, casi lo conseguimos, aunque siempre nos falte algún hilo para que el cosido sea real y encaje a la pefercción.
Suspirábamos por la escased de aguas en nuestras reservas, los campos secos, los estanques vacíos, los pantanos mostrando sus secos intestinos, ya asomaban los brotes de hojas y flores apresurando la siguiente estación, pero esa fuerza incontrolada que es la naturaleza, tiene sus propios códigos y nos despista, nos desbarata cualquier planteamiento que hagamos porque solo atiende a razones que se nos escapan.
Valoramos que puede suceder a cotro plazo y analizamos, para la estadística, lo sucedido haciendo un recorrido por la secuencia de los diferentes fenómenos meteorológicos, así vamos añadiendo conocimiento para aventurar futuros diagnósticos, pero siempre se puede admitir un ligero error en el inicio, que según avanza el tiempo puede hacer añicos toda previsión.
Hoy tenemos elementos de control muy fiables, satélites que envían todo tipo de información a unas computadoras que procesan dicha información en un tiempo mínimo, haciendo visible la situación atmosférica de cualquier punto del globo terraqueo con total precisión.
Con todo, aún nos sorprende la naturaleza con sus demostraciones de indomable, resaltando sus fuerzas con vientos, lluvias, nieves, heladas, o con un sol abrasador fuera de época, mostrando que por encima de nuestro conocimiento está su sabiduría y su discurrir, y a nosotros, nos faltarán siempre datos para adivinar que es lo que se trae entre manos la vida.
Científicos de múltiples disciplinas unen sus conocimientos para que cada vez nos resulte más fácil preveer cómo va a discurrir el día siguiente, incluso los días siguientes, y en la mayoría de las veces es cierto lo que vaticinan, pero no podemos dejar de lado ese margen de rebeldía que se atesora para si, de forma caprichosa creemos, la naturaleza, a la que pertenecemos.
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