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No nos metamos en esto

Fecha: 26 de Enero de 2018

El presidente Rajoy subjetivamente parcial

Hablar, decir, comentar, ya es política, correcta o incorrectamente. Criticar a un político puede no ser hablar de política, más bién de la catadura del personaje en cuestión. Don Mariano Rajoy Brey, un gallego típico, de los que no sabes si sube o si baja, vamos de esos tipismos que usamos generalizando, tiene un curriculum laureado y un estatus social que se labró aplicando los codos( no se si algo más ). Su titulación y oficio conocido es registrador de la propiedad, algo muy meritorio y muy bién remunerado. Personalmente no lo conozco, nunca lo he tratado ni visto, solo las referencias de los medios me hacen componer un biotipo muy particular. Que es inteligente, es obvio y concluyente puesto que no es muy hábil, es gallego con retranca, pero de plasmada ingenuidad. Lo observo buena persona en su espontaneidad, claro que por eso mismo mete cuñas hilarantes y otras, aprovechando esa, llamémosla, candidez, las cuñas ya no son tan de risas, ni media sonrisa, más bién de obligarme a torcer el ceño y dedicarle algún improperio. Por lo que muestra, su educación es tradicional con arreglo a lo que eso significa: hijo del franquismo del lado conservador. De principios ligados a dios, patria y familia. Está en su derecho, siempre a nivel particular, de permanecer anclado en puntos morales que naufragan en estos tiempos, pero es su libertad y se merece el respeto.
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Otra cosa es hablar del presidente del gobierrno de un país, del país en el que vivo junto a casi cincuenta millones de personas de todas las edades, géneros, posiciones sociales, políticas, religiosas, éticas..., toda una amalgama de criaturas que necesitamos vivir y convivir en la más plausible armonía. Ese traje, de presidente, requiere ajustarse a su significado, no es de festividad, bodas, bautizos, comuniones, defunciones. No es el caso. Es requerido para transcender, para obrar casi milagrosamente, mostrando lo bién trazadas que están la líneas maestras, cómo ajustan chaqueta y pantalón y, a la vez, qué libertad de movimientos, sin arrugarse apenas. Sería necesario hacer alguna prueba para que sentase bién y ponerse, a continuación, en marcha. Estoy viendo que no fue así, no solo no hizo ninguna prueba, si no que utiliza el suyo propio, el de toda la vida sin reparar que ya no se pertenece a si mismo sólo, ahora es patrimonio de todas las personas que vivimos bajo su mandato. Ha de ser riguroso, aunque no infalible, con lo que sale de sus discursos y de su lenguaje cercano. Nunca se puede permitir que falten botones en su chaqueta o, que los pantalones lleven un manchurrón. No es de recibo que diga NO NOS METAMOS EN ESTO, al referirse a un derecho fundamental de las MUJERES, como es la igualdad salarial.

No hablo de política, ya que política es todo.

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