NOTAS DE MEMORIA

Son tantas las preguntas, que pareciera el regreso a esa infancia del porqué.

En mis pérdidas de tiempo, o en estado de quietud, de duda sobre duda, me asaltan preguntas sobre si está bien o mal lo que estoy haciendo o, lo que no estoy haciendo, si de verdad estoy perdiendo el tiempo o es necesario pensar tanto las cosas, puede que me coma el coco mucho o es de lo más natural.

Hay tantas cosas por hacer que nace ese interrogante, y a la vez ese punto de importancia sobre las cosas a hacer.

Lo que se hace se hace y lo que no pues se queda sin hacer y lo más probable es que no pase nada extraordinario, pasa que se ha quedado sin hacer, otra cosa es el humor que sobrevenga con arreglo a lo hecho o no hecho, lo complicado de una situación respecto a la transcendencia de su alcance: hay que hacer la comida si quieres comer, pero si son más quienes tienen que comer, el alcance es otro muy distinto, una persona puede decidir hoy no comer, es su responsabilidad, su mera decisión, solo le afecta a su estómago, ya decidir de manera unilateral que los demás no coman, no es de recibo, la importancia de un hecho si tiene mucha transcendencia.

Estoy intentando llevar lápiz y papel en el bolsillo para apuntar y tomar nota.

Apuntar las tareas que tengo pendientes y que me quitarían de estar pensando un rato hasta acordarme para poner manos a la obra y actuar, ese tiempo que gano haciendo ese simple gesto y que no se le ve el alcance por la educación recibida de que todo nos queda en la memoria y luego tenemos que mirar la punta de la lengua que es done se esconden la mayoría de las cosas que queremos recordar.

Tomar nota es más amplio, aparte de apuntar puntualidades, es un pequeño alegato de algo que luego puedes desarrollar más dilatado, crear un relato, un discurso a partir de plasmar una idea, también es ocupar un tiempo sin titubeos, diríamos que se aprovecha el tiempo u ocupamos el tiempo.

La memoria la debemos de tener para otros menesteres que fuesen en beneficio directo del cuerpo y del alma: aromas, imágenes, sabores, sonidos, tactos múltiples, sensualidades…, recuerdos que son vida, nuestra vida, pero con la saturación que le metemos a nuestra memoria, muchos de nuestros recuerdos se esconden cuando no se desvanecen perdidos en el limbo(dicen que no existe el limbo).

Todo es con el afán de hacer y dejarse de pensar tanto las cosas, hacer sin temor a equivocarse, que sucede, pues a rectificar, que no, eso que llevamos ya hecho y la satisfacción de haber quitado de en medio esa tarea, y sobre todo esas dudas.

Ese freno que son todas las interrogantes, que hacen que perdamos tiempo en preguntarnos y preguntarnos quedándonos en una loseta sin dar un paso en cualquier dirección, por temor y miedo a la equivocación, cuando la equivocación ya lo es el perder tiempo.

Checafe