Fecha: 11 de Diciembre de 2018
En las nubes se ve diferente...
UN CUENTO.
Abrir la puerta y llegar a lo blanco, al punto de inicio, a depositar letras y letras para esconder esa palidez y arrancar emociones.
Es viajar en esas nubes que están moviéndose en el coco, subirse a una y abrir (o cerrar) los ojos y disfrutar en esa soledad estando en compañía de todo lo que es, lo que existe en redondo de kilómetros, desde esa otra nube con forma de cara de anciana risueña que poco a poco se desvanece y se convierte en un pez alargado y brillante, hasta la banda de cuervos negros y también brillantes pero charlatanes de graznidos como conversación, los rayos del sol jugando a ser los haces que un dios lanza contra los suelos y en la distancia hacen que la belleza exista.
Allá un poco lejos está el mar, desde aquí parece un tapiz irisado, múltiples colores lo hacen moverse y mover a peces que saltan y barcos que lo surcan como diversión o, como tarea de costoso trabajo, él es inmenso y flirtea con el cielo, se besan en la máxima rectitud, solo las nubes les hace separarse, borrar esa tan intensa unión.
Bordeando el mar, las playas blancas recogen atardeceres de poetas locos, de enamorados locamente, paseantes con chuchos de diversos pelajes pero juguetones todos.
Culos sentados en la arena buscando, quién sabe qué, en el horizonte, mientras los recuerdos invaden el alma y la cara muestra el poema que se está desarrollando en el interior de esas personas.
Donde acaba la playa, bicicletas se deslizan tranquilamente por el amplio paseo, empedrado y con bancos en los que una mujer de edad avanzada da migas de pan a palomas, gorriones, y alguna osada gaviota, unos metros más allá dos jóvenes de largos pelos entonan himnos clásicos de amor, alguien baila cerca, otros tararean las melodías, un mimo subido a una caja de madera gesticula y sonríe y llora y canta mudo… .
Cerca se ve la ciudad, pequeña y antigua, como pintada por un primitivo habitante, vieja pero limpia y de fácil recorrido, apenas hay ruidos, humos, vehículos, los tranvías eléctricos son el transporte de ricos y pobres, son gratuitos y los hay exclusivos para mercancías, sus raíles van sobre la hierba de la calle.
Todo esto veo desde esta nube que se está volviendo rojiza y parece una enorme escoba sin su brujita, sin nada que barrer, solo volar donde el viento suave del oeste la lleve y vaya dejando huellas en forma de palabras para rellenar esa palidez con la que empezábamos .
Checafe